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La otra cara del festejo de Halloween

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06/11/2022- Hace unos días muchos chicos salieron disfrazados a pedir dulces en distintas zonas de Luján, pero para algunas personas fue un festejo que dejó un sabor amargo.

Recientemente, la propietaria de un kiosco ubicado en el centro de la ciudad, realizó un posteo en su cuenta de Facebook manifestando la pérdida que sufrió en su negocio a raíz de este fenómeno que comenzó hace unos años y es importado de Estados Unidos.

En su publicación, Roxi relató que el año pasado decoró su negocio, «preparé paquetes con golosinas para los niños y los esperé, este año las cosas no estuvieron bien, la crisis nos afecta a todos».

«Una bolsa de caramelos cuesta arriba de $600 (la más económica), en una noche de Halloween, un kiosquero regala alrededor de 10 bolsas, más aún, los que están en pleno centro.  Los chupetines, traen 50 unidades y cuestan unos $680 (los precios que menciono son por mayor). No tengamos en cuenta el dinero que perdemos si hubiésemos vendido lo que regalamos», explicó.

En este sentido, la comerciante se cuestionó «¿por qué los kioscos debemos pagar el festejo de sus hijos? ¿Alguno se lo preguntó? ¿Con qué derecho los disfrazan y los mandan a pedir?

Además, en el relato mencionó que «deben haber pasado por el negocio alrededor de 500 niños. Más que otros años, muchos más, se me terminaron todos los caramelos de la caramelera y todos los chupetines, tuve que cerrar a las 20.30 porque las madres me empezaron a insultar, a patotear, a tratarme de rata. Los nenes entraban y tocaban todo, querían más, querían chocolates caros, alfajores, gaseosas, cualquier cosa».

Asimismo, opinó que «entiendo el hambre, la necesidad de la gente. Pero creo que esto sobrepasó todos los límites.  Hubo muchos que llegaban con disfraces improvisados y una bolsita de nylon a falta de la calabaza para juntar sus golosinas. Y otros bajaban en autos caros, con disfraces alquilados o comprados, y cuando les entregaba un chupetín o un puñado de caramelos, se iban enojados porque querían otro tipo de golosinas, que obviamente yo no les podía regalar».

«A nuestro negocio le produjo una pérdida de unos $5.000, quizás no sea tanto dinero, pero significa una pérdida que no tendríamos porqué afrontar” señaló la joven.

Por otro lado, aclaró que «la fiesta tradicional de noche de brujas, no se asemeja ni un poquito a esto.  Las familias se preparan para esperar a los niños, colocan globos en las puertas para indicar que allí alguien los esperará.  Hacen golosinas caseras, porciones de tortas, pochoclos, lo interesante de esto es que sus hijos aprendan a dar para también recibir».

Finalmente, en su exposición, que tuvo muchos mensajes de adhesión y de otros comerciantes que pasaron por una situación similar, Roxi puntualizó que «los kioscos no tenemos porqué hacernos cargo de este festejo, ni de sus deseos, ni el de sus hijos, organicen lo que quieran sin joder a nadie, piensen antes de salir que el país entero la está pasando mal».

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