4 de marzo de 2025
El homicidio de Jeremías Sosa, que se difundió a través de portales y canales de televisión de todo el país, despertó la polémica sobre la justicia por mano propia.
Las repercusiones del caso ocurrido el pasado 22 de febrero en la localidad de Olivera, ha desatado una ola de indignación y polémica a nivel nacional y local.
Jeremías Sosa, de 31 años, fue brutalmente golpeado por varios vecinos de la localidad tras ser confundido erróneamente con un ladrón, los atacantes, motivados por la acusación infundada de robo, lo sometieron a una golpiza feroz que le causó la muerte. La autopsia reveló que el deceso fue por un «shock neurogénico» y «politraumatismo grave de cráneo», producto de los golpes que recibió en su cuerpo.
La investigación del caso y los relatos de los testigos conmocionaron tanto a la comunidad de Luján como al resto del país, en la provincia de Misiones, de donde era oriunda la víctima, los medios reflejaron la indignación no sólo de familiares y amigos sino de toda la sociedad en su conjunto.
“Familiares y amigos de Jeremías Sosa marcharon este sábado por las calles de Jardín América (Misiones), con el dolor y la tristeza a flor de piel, pidiendo justicia por su asesinato y con la esperanza de que los responsables del crimen sean detenidos y reciban la condena correspondiente”, publicó el portal misionero El Territorio.
Asimismo, señaló que “Jeremías había viajado a Buenos Aires en busca de trabajo, ya que en Misiones no encontraba empleo. Su objetivo era dar de comer a sus dos hijos, una adolescente de 14 años y un niño de 3 años y era conocido por su compromiso con un comedor comunitario, donde brindaba su servicio con amor y dedicación”.
Este hecho de violencia, ha puesto en primer plano el cuestionamiento sobre la justicia por mano propia, la responsabilidad de las autoridades en el mantenimiento del orden público y el temor que sienten los ciudadanos ante la delincuencia.
El caso ha abierto el debate sobre la rapidez con la que algunas personas recurren a la violencia para «hacer justicia», sin detenerse a verificar los hechos. En un contexto de creciente inseguridad, surge la pregunta si la falta de respuestas rápidas por parte de las fuerzas de seguridad y la justicia está alimentando este tipo de actos violentos.
En las primeras horas posteriores al homicidio, la causa fue caratulada como «homicidio en riña». Sin embargo, ante la magnitud de los hechos y la intervención de más de una persona en el crimen, la justicia reclasificó el caso a «homicidio agravado por alevosía».
Este trágico suceso ha despertado un debate profundo sobre cómo la sociedad debe enfrentar la violencia y cómo las autoridades pueden garantizar la protección de los ciudadanos, evitando que casos de «justicia por mano propia» se conviertan en una práctica común.
Con el caso aún en investigación, la familia y amigos de Sosa, mantienen la esperanza de que los culpables paguen por lo ocurrido. «Nos arrebataron de una manera tan cruel, y no descansaremos hasta que se haga justicia», expresaron.
