Luján presente el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia
24/03/2021- A las 17 horas se le dio comienzo al acto en la Plazoleta de los Derechos Humanos, ubicada en Dr. Real y Belgrano. Se procedió a la lectura del documento elaborado por distintos espacios convocados por la Comisión de Familiares y Amigos de Detenidos Desaparecidos – Luján
El texto completo:
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
1976 – A 45 AÑOS DEL GOLPE GENOCIDA – 2021
45 años resistiendo.
45 años luchando.
45 años haciendo arder la MEMORIA.
Si, 45 años. Desde el inicio mismo de la dictadura cívico militar que se instauró el 24 de marzo de 1976, madres, padres, familiares, sobrevivientes, amigas y amigos comenzaron una lucha que dio inicio al camino que hoy cuenta con un largo recorrido en el quehacer por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Este año, al igual que el anterior, decidimos no realizar la marcha por las calles de nuestra ciudad y la Vigilia esperando el 24 para repudiar el golpe, porque la pandemia aún no terminó y tal como sostuvimos durante todo el 2020 es necesario seguir cuidándonos entre todas y todos para asegurar el derecho a la salud y a la vida.
Aun así, la lucha por la MEMORIA no se detiene. Parte de la tarea militante de la Comisión de Familiares y Amigos de Detenidos Desaparecidos es la permanente reconstrucción de lo acontecido en nuestra ciudad y como resultado de ello este año hemos incorporado a un nuevo compañero detenido desaparecido: Pablo Alberto Finguerut. Pablo fue militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores y fue secuestrado el 12 de mayo de 1977 en Cortines en el mismo operativo en el que desaparecieron a su compañera Raquel Rinna Menna y a Georgina Simerman.
La Memoria se reactualiza así cada año para seguir levantando las banderas de nuestras y nuestros 30.000 compañeros militantes populares y revolucionarios que fueron detenidos y desaparecidos por la dictadura genocida.
Compañeras y compañeros que hacia fines de los años ’60 comenzaron a organizarse para resistir ante la dictadura vigente por aquellos años, la autollamada “Revolución Argentina”, que pretendió coartar la participación política de miles de jóvenes ávidos de luchar para construir un país sin desigualdades sociales y libre de ataduras tanto del poder económico local como extranjero. En aquel contexto, signado por una situación económica que beneficiaba a las grandes empresas, las y los trabajadores combativos comenzaron a reorganizarse en la CGT de los Argentinos bajo la consigna “Por una Patria Justa, Libre y Soberana”, la misma que hoy también es necesario reconstruir. A ellas y ellos se sumaron jóvenes y estudiantes que veían obturados todo tipo de participación política. En mayo de 1969 se produjo uno de los acontecimientos más relevantes de nuestra historia: el Cordobazo, que evidenció que la unión, la protesta y la lucha eran herramientas válidas para enfrentarse a la dictadura. Y esa lucha no hizo más que crecer. La Revolución Cubana había demostrado a la región que tomar el poder era posible y también lo era construir una sociedad distinta. Para fines de los años ’60, miles de compañeros y compañeras decidieron militar desde el sindicalismo combativo, desde el arte y la cultura popular, desde la opción religiosa de los sacerdotes por el tercer mundo, desde las ligas agrarias y en las organizaciones políticos militares como Montoneros y el PRT-ERP. Aquella lucha hizo posible el retorno a la democracia en 1973, no sin víctimas, como lo fueron las y los 16 militantes fusilados en la base aeronaval de Trelew.
El retorno de la democracia en 1973 no hizo cesar el clima de movilización, incluso se incrementó ya que era un imperativo poner en marcha aquel proyecto por el que se militaba. Y creció entonces la tensión con quienes se opusieron al mismo. Ya en 1975 comenzó el accionar represivo en manos de la Triple A, que en nuestra ciudad tuvo su versión local en el Comando Jordán Bruno Genta que pocos días antes del golpe amenazó de muerte a varios militantes, muchos de los cuales luego fueron secuestrados y desaparecidos por la dictadura.
Una dictadura cívico militar que se instauró tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 y que hoy repudiamos como cada año. Una dictadura que ejerció el poder a través de una Junta Militar que contó con el apoyo de los medios de comunicación, la jerarquía eclesiástica, los sectores políticos conservadores y antidemocráticos, la Sociedad Rural Argentina y el gran empresariado local y extranjero. Empresas como Loma Negra, Clarín, Acindar, Techint, Ledesma, Mercedes Benz, Ford, La Veloz del Norte y Dálmine-Siderca se beneficiaron por una política planificada a su medida, que detuvo la producción nacional para redirigirla hacia un capitalismo neoliberal que concluyó en la concentración del poder económico en unas pocas y privilegiadas manos. Y para hacerlo se planificó un plan represivo y sistemático. Se secuestró, torturó y desapareció a nuestras 30.000 compañeras y compañeros con el objetivo de desarticular y eliminar a los partidos y fracciones revolucionarias, así como también cualquier tipo de crítica social y movilización permanente. El terrorismo de estado se implementó en centros clandestinos de detención que hoy además de constituir un registro del horror allí vivido son también una prueba en los juicios de lesa humanidad. En el mes de julio de 2020 el juez Daniel Rafecas identificó un nuevo centro clandestino que funcionó en una casa ubicada en la calle Bacacay de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la misma manzana en la que se encontraba Automotores Orletti. El nuevo centro clandestino identificado estuvo vinculado con las desapariciones en Luján ya que allí estuvo secuestrada una sobreviviente de nuestra ciudad y compañera de esta Comisión, Beatriz Grafia, quien ya prestó declaración testimonial ante el juez Rafecas.
A la represión se sumó la guerra de Malvinas, decidida por una dictadura que era denunciada internacionalmente por las violaciones a los DDHH y que atravesaba por una crisis que era consecuencia de las políticas económicas implementadas. Miles de jóvenes que estaban haciendo el servicio militar obligatorio, entre ellos casi 100 de nuestra ciudad, fueron enviados a librar una guerra desigual en la que los hombres que eligieron la carrera de las armas, los mismos que ejercían la represión contra nuestras compañeras y compañeros, en lugar de ser los primeros en la línea de fuego se limitaron a dar órdenes.
Órdenes que las FFAA también impartieron en cada ciudad para que sus aliados políticos las pusieran en marcha. En Luján, los hombres de la Unión Vecinal, partido que hoy integra Juntos por el Cambio, se puso a disposición de la dictadura. Silverio Pedro Sallaberry, asumió como intendente comisionado a fines del mes mayo de 1976 y pocos días después comenzaron los secuestros que desaparecieron a muchos de los compañeros y compañeras de nuestra ciudad. Otro de sus hombres, Gerardo Amado, fue nombrado rector interventor de la Universidad Nacional de Luján pocos meses después de que Emilio Mignone presentara su renuncia al cargo el mismo 24 de marzo de 1976. Luego, entre 1982 y 1983, Amado se convirtió en el segundo intendente comisionado por la dictadura. Las instituciones de nuestra ciudad no pueden olvidar este pasado y mucho menos celebrar a aquellos hombres que en Luján fueron el componente civil de la dictadura habilitando los secuestros y denunciando a militantes locales que fueron desaparecidos. La Unión Vecinal sigue manteniendo silencio sobre su rol en la dictadura, sigue negando su complicidad con el plan represivo en nuestra ciudad, sigue reivindicando a quienes fueron intendentes comisionados. Dardo Dorronzoro, nuestro poeta herrero, supo decir sobre Luján: “ciudad sin luz ni remordimientos”. Los dirigentes históricos y actuales de la Unión Vecinal parecen no tenerlos porque no han hecho nunca una autocrítica sobre su pasado, lo que denota que lo comparten viejas y nuevas generaciones.
Por eso aquí estamos, una vez más, para ponerle “luz” a esta ciudad. “Luz” que solo puede ponerse a través de la VERDAD, que cada vez que sea necesario contaremos. La Verdad sobre la historia de nuestras y nuestros 26 compañeros detenidos desaparecidos, la Verdad sobre lo que con ellas y ellos sucedió, la Verdad sobre lo acontecido en Luján durante los oscuros años de la dictadura.
Porque solo la Memoria y la Verdad permitirán profundizar el camino de la JUSTICIA. Una Justicia que nos permita seguir avanzando, aunque más rápidamente, en los juicios por los crímenes de lesa humanidad y que no dilate las sentencias condenatorias para los genocidas y sus cómplices civiles, tal como está sucediendo con la Causa Ford, que constituyó un “hito” en la judicialización de la responsabilidad empresarial con el terrorismo de estado. Justicia que permitirá condenar a los culpables de las desapariciones de militantes de Luján a partir de causas cuyos juicios están en curso como las de Vesubio III, centro clandestino en el que estuvo secuestrado Ricardo Palazzo, y el juicio Brigadas, que incluye el Pozo de Quilmes, donde estuvo secuestrado Carlos Fernández. También se está a la espera de la elevación a juicio de la causa vinculada con el accionar represivo del Regimiento 6 de Mercedes en nuestra ciudad y en partidos vecinos.
Necesitamos una justicia verdaderamente adecuada a la Democracia no solo para seguir avanzando en la condena de los delitos cometidos durante la dictadura, sino que se ajuste a las urgencias de nuestro tiempo. Para ello es necesario que prontamente se haga una Reforma Judicial que reactualice este poder y que intervenga con celeridad desde enfoques correspondientes según los casos, tal como lo demanda el aumento de femicidios que la Justicia debe encarar si o si desde una perspectiva de género. Perspectiva en la que también deben formarse las fuerzas de seguridad. Según datos de distintos observatorios y del CELS alrededor del 15% de mujeres, porcentaje que aumenta considerablemente según cada jurisdicción, fueron asesinadas por sus parejas o exparejas policías haciendo uso del arma reglamentaria en muchos de los casos.
Por tal motivo y muchos otros es necesario y urgente avanzar en tareas aún pendientes sobre el rol de las fuerzas policiales y armadas. Un país con 30.000 desaparecidas y desaparecidos no puede volver a perder a jóvenes como Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, víctimas del accionar represivo en 2017, o a Facundo Astudillo Castro quien el año pasado estuvo desaparecido desde el 30 de abril después de haber sido demorado en un retén policial y cuyos restos fueron encontrados casi cuatro meses después. El abuso de poder, la violencia institucional por parte de miembros de las Fuerzas Armadas y/o policiales no es tolerable en democracia porque NUNCA MÁS es ¡NUNCA MÁS!
Y así lo expresamos cuando en 2020, en plena pandemia, sectores de la Policía Bonaerense convirtieron un reclamo salarial en una sedición con connotaciones políticas. El intento de horadar y desestabilizar a las autoridades elegidas democráticamente no puede permitirse en el marco de una democracia que lleva 37 años ininterrumpidos por primera vez en la historia de nuestro país. Como tampoco podemos permitir que algunos de sus funcionarios cuestionen el accionar de los organismos de DDHH tal como lo ha hecho el ministro de Seguridad de la Provincia, Sergio Berni. Y tampoco nuestra sociedad puede tolerar prácticas opositoras como la instalación de bolsas mortuorias tal como sucedió en la última manifestación del 27 de febrero. Sobre las bolsas fueron escritos los nombres de autoridades, funcionarios, políticos y referentes de DDHH como el de Estela Carlotto, nuestra querida Abuela de Plaza de Mayo. Este hecho, manifestación del odio, nos remite a los tiempos de la dictadura y debe ser repudiado enérgicamente no solo por quienes hoy gobiernan sino por todos los dirigentes y actores políticos que se precian de ser defensores de la democracia.
La lucha de nuestras Madres, Abuelas, Familiares, Sobrevivientes y de los organismos de DDHH nos ha enseñado a lo largo de estos 45 años que la acción cotidiana, el diálogo y la búsqueda permanente de la Justicia son los caminos para construir una democracia en la que deben estar siempre vigentes todos nuestros derechos. Una democracia que iguale en la diversidad, que incluya a los más desfavorecidos para que dejen de serlo. Áreas como la salud y la educación deben seguir fortaleciéndose no solo para asegurar su acceso a todas y todos los ciudadanos sino también para evitar la muerte de sus trabajadores por la desidia estatal como sucedió en 2018 con Sandra y Rubén durante la gestión de Juntos por el Cambio en la Provincia.
Estos, y otros, son los nuevos desafíos tras un año de inesperada pandemia mundial que nos compromete a redoblar esfuerzos para construir el país y la Patria Grande por los que lucharon nuestras 30.000 compañeras y compañeros.
COMISIÓN DE FAMILIARES Y AMIGOS DE DETENIDOS DESAPARECIDOS – LUJÁN
AGRUPACIÓN NÉSTOR KIRCHNER
ASOCIACIÓN CIVIL ADeLu
ASOCIACIÓN CIVIL DE ARTISTAS LUJANENSES
ASOCIACIÓN MARCELO “NEGRO” TEJADA
ATE VERDE Y BLANCA
BACHILLERATO POPULAR CARLOS FUENTEALBA
CTA DE LOS TRABAJADORES
CENTRO CULTURAL Y POPULAR COMPAÑERO CARLITOS FERNÁNDEZ
CENTRO CULTURAL Y SOCIAL JOSÉ ARTIGAS
COMITÉ POR LA LIBERACIÓN DE MILAGRO SALA
COMPROMISO PERONISTA
COORDINADORA DE TRABAJADORES DESOCUPADOS ANÍBAL VERON
COOPERATIVA FEMINISTA DE RECICLADO Y ARTE EN MADERA
CORRIENTE NUESTRA PATRIA
CRECE DESDE EL PIE
EL GALPÓN
EL TAPIAL
ENCUENTRO SOCIAL PERONISTA
ESPACIO NACIONAL Y POPULAR
FRENTE PATRIA GRANDE
FUNDACIÓN MUSICA ESPERANZA
GESTAR
JUVENTUD NUEVO ENCUENTRO
JUVENTUD PERONISTA
JUVENTUD REBELDE
KOLINA
LA MELLA-UNLu
LISTA VIOLETA CONDUCCIÓN DE ADUNLu
MALA JUNTA
MISIONEROS DE FRANCISCO
MOVIMIENTO DE PARTICIPACIÓN POPULAR
MTE-UTEP
MOVIMIENTO EVITA LUJÁN
MOVIMIENTO MAYO
MOVIMIENTO PATRIÓTICO REVOLUCIONARIO QUEBRACHO
MUJERES ORGANIZADAS DE LA CORRIENTE NUESTRA PATRIA
NUEVO ENCUENTRO LUJÁN
PARTIDO JUSTICIALISTA
PEHUEN LUJÁN
SUTEBA
UNIÓN DE TRABAJADORES DE LA TIERRA – COLONIA 20 DE ABRIL DARÍO SANTILLÁN
UTEP-EVITA