UNA BRUJULA PARA LUJAN
Una herramienta académica para completar lo que no ha sabido hacer nuestra clase dirigente en quince años
El Código de Ordenamiento Urbano (o “Plan Regulador”) de Luján, rige los destinos de todos los vecinos, cualquiera sea la actividad que realicen.
A el no sólo se sujetan las construcciones, sino que los distritos que fija reglan donde se radican y donde no se radican industrias, tambos, granjas de pollos, donde se hacen edificios, escuelas, que lugares son áreas verdes y que lugares no, donde se hace un barrio cerrado, un parque industrial o donde se habilita un boliche bailable.
En resumidas cuentas ese Código o Plan Regulador ha regido el desarrollo y el crecimiento o aislamiento de Luján desde épocas remotas.
A esa norma que pocos iluminados estaban autorizados a traducir o explicar, durante muchos años -desde los escritorios oficiales de la Municipalidad de Luján- se le hicieron y pusieron todo tipo de parches, por decirlo de alguna forma elegante. Y lo que fueron parches o excepciones por 25 años, se transformaron en la más cruda realidad.
Para avanzar en un trámite había que buscar a los que sabían de Planeamiento, los que conocían el Plan Regulador, porque si una situación no estaba contemplada eran ellos los que podían ver los lugares por donde encontrar el camino para que el edificio se construya o la industria se habilite, o se consiga el fin deseado. Sin esos intérpretes podía venir a Luján e irse el más importante urbanista del mundo, sin que fuera escuchado. El tipo sabía mucho pero no conocía la realidad local. Como manejar el tema, como leer bien el Plan Regulador. Como hablar con la gente de Luján. Sobran las palabras porque las excepciones se hicieron reglas y el plan regulador quedó más agujereado que un queso gruyere mientras que la zona turística y otras cuestiones en Luján son un desastre, todos nos quejamos y nadie hace nada.
En los últimos quince años, ese comportamiento para nada errático de la dirigencia política fue acentuándose y se permitieron en general y salvo honrosas excepciones justamente eso, “excepciones” a la norma para beneficiar a terceros y a la vez obtener un beneficio propio de aquellos que las impulsaban y de otros que las votaban. Siempre se esquivó la salida definitiva que era sancionar una norma a la altura de lo que Luján necesitaba, claramente la perjudicada era y es la Ciudad y el Partido de Luján.
El año pasado (2013), fue un año en el que la cuestión de los desarrollos inmobiliarios indiscriminados llamó la atención de muchos y esos muchos comenzaron a poner su mirada en lo que sucedía con el COU.
Es así que aparece en Luján un emprendimiento inmobiliario, en las inmediaciones del aeroclub de nuestra ciudad, que requiere de una excepción al COU para el cambio de las medidas de los lotes que se ofrecían y que ya se vendían, aún sin la autorización de esa excepción. Allí aparecieron en escena Concejales y ex Concejales, quienes ávidos de dinero mal habido negociaron coimas con la empresa desarrolladora para otorgar la excepción y permitirle a esa firma ganancias millonarias.
La intentona fue notada por algunos y cuando se puso el grito en el cielo con lo que estaba por ocurrir se comenzó a fomentar una movida vecinal que puso en jaque a los pícaros de turno.
Con las denuncias de medios de comunicación independientes y con la participación popular se llegó a una instancia en la que desde distintos sectores políticos con representación en el Concejo Deliberante se intentaba por todos los medios la excepción mencionada mientras que en la calle se advertía sobre estos peligros.
En medio de un escándalo el Código se votó por unanimidad (debemos recordar eso, por unanimidad), el Intendente lo vetó, según sus dichos por los groseros errores técnicos que no habían advertido ni sus Concejales ni sus funcionarios; y para sorpresa de todo Luján, la cuestión hizo eclosión cuando el HCD intento a dos días de que asumieran los concejales electos, forzar una sesión un día 8 de diciembre, feriado para nuestra ciudad. La gente pudo más. Hicieron explotar una caldera y la propia ciudadanía abortó la maniobra escandalosa que se estaba por llevar a cabo.
Fue un bochorno ver como se alejaban del recinto del concejo los impulsores de la maniobra y aún mas bochornosa fue la denuncia que algunos honorables hicieron en la fiscalía contra vecinos que se oponían a la estafa.
Ese punto de inflexión, con declaraciones, marchas y contramarchas y veto del Intendente incluido, tomo otro carisma con la asunción de la nueva composición del Concejo Deliberante.
Este medio preguntó sobre quien era el autor efectivo del Código. Nadie se lo atribuyó, siquiera en su actual redacción.
El actual Concejal Leonardo Boto revisó el trabajo que desde casi una década venía haciendo en Luján el equipo del Programa IDUS (Interdiseño para el Desarrollo Urbano Sustentable), dependiente del Centro Habitat y Municipios de la Facultad de Arquitectura de la UBA, con ese impulso la actual composición del cuerpo deliberativo local votó por unanimidad la contratación de un equipo para intentar explicar el Código a los vecinos, y en su caso, luego de recoger sus opiniones, hacer llegar al Concejo Deliberante de Luján propuestas alternativas para algunos de los puntos que son discutidos por buena parte de la comunidad. A su vez, impuso su criterio como integrante de la Comisión de Urbanismo del H.C.D. para que no se diera ninguna nueva excepción hasta tanto no esté aprobado un nuevo Código de Ordenamiento Urbano.
La claridad del programa “La Brújula”, la experiencia de quienes lo llevaron adelante en distintos lugares del mundo, la firme decisión política del Intendente de darle un rotundo cambio al tema y el voto unánime del concejo permitió que ese programa (La Brújula) sea implementado en nuestra ciudad para la elaboración de un nuevo Código de Ordenamiento Urbano.
Se trata de un trabajo de participación y se piden opiniones a los vecinos, a los funcionarios, a los referentes de la comunidad, a los prestadores de servicios y a quienes usan el COU para sus proyectos inmobiliarios.
El cuestionario es amplio. De su lectura aparece patente que intenta que se den opiniones concretas. Se considera indispensable que los encuestados (se van publicando los avances en un facebook de acceso público “La Brujula de Luján”) cumplan con dar su opinión. Cumplan con su deber.
Nos remitimos desde este espacio a los términos con que arranca cada cuestionario porque si todos participan, se acabarán los negociados y no serán necesarios más en Luján los intermediarios o facilitadores que han sido el mal que ha sumido a esta Ciudad en la decadencia.
Dice la encuesta en su introducción “….El planeamiento urbanístico o planificación urbana es el conjunto de instrumentos técnicos y normativos que se redactan para ordenar el uso del suelo y regular las condiciones para su transformación. Comprende un conjunto de prácticas de carácter esencialmente proyectivo con las que se establece un modelo de ordenación de un municipio, a un área urbana o a una zona de escala de barrio. El urbanismo no es sólo el planeamiento, sino que precisa gestión lo que conlleva organización político-administrativa. La planificación urbana se concreta en los planes, instrumentos técnicos que comprenden, generalmente, una memoria informativa sobre los antecedentes y justificativa de la actuación propuesta, unas normas de obligado cumplimiento, planos que reflejan las determinaciones, estudios económicos sobre la viabilidad de la actuación y ambientales sobre las afecciones que producirá. El Código de Ordenamiento Urbano de Luján condicionará el desarrollo del Partido de Luján y resultará –quizás- la herramienta más relevante para la planificación del Partido en las próximas décadas. Entendemos que, aun cuando en el C.O.U. se prevén herramientas para su modificación o adaptación a través del tiempo, es prioritario que quienes respondan a los sucesivos cuestionarios tengan a la vista las altísimas implicancias de la sanción de esta norma…”.
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